Cambiar, transformar, reformar, decorar… Todo cambio de look acarrea unos riesgos. Tenemos una imagen previa del resultado que queremos, pero la realidad no siempre se corresponde con esas expectativas. Y el dormitorio no es una excepción.
Cuando llevamos a cabo una reforma de nuestro lugar de descanso, buscamos conseguir un espacio especial, cómodo y agradable en el que nos sintamos a gusto. Al fin y al cabo, es una de las habitaciones en las que más tiempo pasamos y la más personal de toda la casa. Pero puede ocurrir que, tras todo el proceso de reforma o decoración, nos encontremos con algunos detalles que nos chirrían. Toma nota, porque hoy en Muebles Julio García te contamos cómo solucionarlos paso a paso.
Vistazo general
Lo primero es identificar cuáles son aquellos elementos que ensucian el resultado final de nuestro dormitorio. Echa un vistazo general a toda la estancia y analiza qué se podría mejorar.
Las paredes
Pero no empecemos la casa por el tejado. Al igual que el proceso de decoración requiere seguir un orden lógico, también lo requiere el corregir los fallos. Lo primero que tendremos que enmendar será, si no nos convence, el color que hemos elegido para las paredes. Después, podremos pasar a otros detalles secundarios.
A menudo escogemos el tono a partir de una muestra en la tienda, pero una vez en nuestras paredes parece otro. Esto se debe a que, aplicado en superficies más amplias o con distinta iluminación, puede provocar un efecto distinto a nuestros ojos. Tal vez dé la sensación de empequeñecer el espacio o resulte demasiado potente. Y si son colores demasiado chillones, puede dificultar el descanso.
Para suavizarlo son aconsejables los tonos pastel, especialmente si nuestro dormitorio no cuenta con demasiados metros cuadrados. Además, estos tonos pueden combinarse con cualquier cosa: distintos acabados, colores, estilos… ¡Son un acierto seguro! Restarán dureza a los muebles oscuros, y aportarán calidez junto a muebles más claros. Pero si los pasteles no son lo tuyo, simplemente escoge algún color claro para crear un ambiente más limpio y relajante.
Y si sigues pensando en aquel color oscuro que elegiste desde el primer momento, prueba a dejarlo en una o dos paredes opuestas y aplica otro más claro en las restantes. Reducirás el efecto de sobrecarga de color, a la par que consigues un efecto de profundidad.
La iluminación
A veces escogemos una lámpara por su aspecto, porque combina a la perfección con nuestro dormitorio de ensueño. Se convierte en un elemento decorativo más. Pero no podemos olvidarnos de las cuestiones prácticas. De lo contrario, se convertirá en otro error más en la decoración de nuestro cuarto.
La iluminación artificial es fundamental para crear un ambiente acogedor en cualquier estancia. Debemos prestarle especial atención cuando se trata del dormitorio, pues es nuestro cobijo y lugar de descanso. Combinar distintas fuentes de iluminación, directas e indirectas, creará un buen ambiente y facilitará el descanso. Igualmente, conviene que las luces sean amarillentas para favorecer la relajación, puesto que iluminación fría creará un ambiente activo y estimulante.
Para las lecturas nocturnas, lo ideal sería una lámpara de brazo articulado que nos permita adaptar la luz a nuestras necesidades en cualquier momento, y no a la inversa. También debemos tener en cuenta cuál es el mejor tipo de luz y en qué cantidad. Esto es, una luz fría y regulable. Con unos 6 vatios de potencia tendremos suficiente. Y si compartimos cama, las bombillas con un ángulo de apertura de 40 grados serán las más adecuadas para no molestar a nuestra pareja.
Y para aprovechar al máximo la luz natural, olvídate de cortinas tupidas y opta por otras que dejen pasar más luz, como las de tipo gasa. Pero si prefieres que desde el exterior de la casa tengan una menor visión del interior, combínalas con unas cortinas más tupidas. La composición le dará un toque especial a la estancia.
Complementos textiles
Los elementos textiles cobran especial importancia en el dormitorio, donde se convierten en una decoración recurrente. Podemos encontrarlos en distintos formatos: alfombras, mantas y cojines. Todos ellos han de combinar entre sí y con el resto de la decoración, algo que puede parecer más fácil en la teoría que en la práctica.
El más común de estos elementos es el cojín, pero no suele venir en solitario: una cama cubierta de cojines es una imagen que nunca pasa de moda. Si queremos conseguir que estos cojines estén en armonía y parezcan sacados de una revista de decoración, hemos de seguir una serie de normas. Los tamaños son fundamentales, no deben sobrepasar los tres tipos y deben colocarse de mayor a menor, para evitar así una sensación de desorden. Igualmente, debemos cuidar los patrones, texturas y estampados. Pueden combinarse, pero tampoco en exceso, y siempre manteniendo un hilo conductor (tono, formas, etc.).
Las alfombras pueden ser también grandes aliadas en la decoración, y también para tu comodidad, sobre todo al andar descalzo por la casa.
Si tienes en cuenta todos estos factores a la hora de decorar tu dormitorio… ¡seguro que no te defrauda el resultado! Y si piensas que estos trucos no son suficientes o necesitas un poco más de ayuda, ¡ven a visitarnos! Somos tu tienda de confianza en muebles y decoración en Salamanca, con más de 30 años de experiencia.